jueves, 29 de octubre de 2009

Deportes: Son unos perros que no le ganan al último orejón del tarro!!!

Central no aprovechó su oportunidad. Mereció algo más, pero se quedó en eso. Con un gol en posición adelantada, Huracán le pinchó el globo y lo hizo perder terreno en relación a la pelea de los bajos promedios y también a la de arriba del Apertura. No estuvo claro para sacarle monedas a un planteo que se le presentaba favorable, y ni siquiera con un hombre más durante 36 minutos pudo torcer la historia de un choque que nació de espaldas para los canallas.
Arrancó dormido ante un rival sin complejos. Regaló inexplicablemente diez minutos y el gol tempranero de Domínguez lo castigó y condicionó su suerte. Esa ráfaga le alcanzó al local para capturar un triunfo sin bases explicativas. También provocó que Central volviera a desnudar su mayor déficit: la falta de definición. Así, por fallar siempre en la última puntada, dejó pasar una excelente chance de seguir prendido en la pelea por el torneo y las conclusiones de la derrota parecen depositarlo nuevamente en su verdadera lucha, esa en la que debe sumar 30 puntos en este campeonato para sobrevivir sin sobresaltos.
Anestesiados, los auriazules se dejaron copar la parada por los fuegos artificiales de un equipo que persigue la filosofía de Angel Cappa, aunque no tenga los mismos intérpretes que en el torneo anterior. Este Huracán igual intenta. Pero no tiene recursos para mantener esa idea por un período importante de tiempo, quizás por eso no sacó más réditos al gol de Domínguez, a los 5’, tras un tiro libre de Nieto desde la izquierda, que fue redireccionado de cabeza por Filippetto, en offside, y que lo empujó a la red el otro zaguero quemero —también adelantado— con un toque suave entrando por el otro palo y sorprendiendo a la estática resistencia visitante.
Central acusó recibo del golpe y de a poco le tomó las riendas al partido con el trabajo de Méndez y Gómez. La propuesta tenía otra velocidad y otro grado de necesidad. Quedó claro que la visita era el único que le otorgaba significado a lo que estaba en juego.
En los últimos 25’ de esa etapa Central se instaló en campo enemigo y tuvo chances para al menos igualar. Castillejos no pudo a los 21’ con una mediavuelta con destino de gol y al toque Monzón despejó al córner su cabezazo envenenado. Enseguida, Burdisso estuvo muy cerca tras un córner pero su cabezazo abajo fue interceptado por el arquero. Y en el cierre, Zelaya tuvo la más clara pero Monzón la rozó y el desvío no pudo ser capitalizado por Ambrosi por milímetros.
El inicio del complemento mostró a Central decidido pero con una gran ceguera. A los 9’, Jerez vio la roja tras una falta a Castillejos, que se escapaba a las narices de Monzón. Los canallas no aprovecharon ni el tiro libre ni el guiño que ofrecía la superioridad numérica.
Los dirigidos por Cuffaro Russo entraron en un embudo de impericia y cada vez que se acercaron al área rival exhibieron terribles pecados de ocasión. Esa levedad en los últimos metros desembocó en una confusión generalizada, que ni siquiera se solucionó con los cambios desde el banco de suplentes.
En los últimos cinco Central encontró huecos por izquierda que fueron leídos correctamente por Franzoia. Pero a esta versión canalla, en el área rival, siempre la faltan cinco para el peso. Y entre Monzón y Filippetto (salvó un gol sobre la línea) le ahogaron sus intenciones. Así los canallas demostraron que les falta madurez para trabajar estos partidos. Se dejaron llevar por un rival que tiene poco y se llevó mucho. Fue un mal negocio.
Aníbal Fucaraccio
Buenos Aires / Enviado especial para Ovación :Titulo de la redacción

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