jueves, 29 de octubre de 2009

Policiales: Un comerciante admitió que había matado a un vecino y se entregó

"No duermo desde ese día. Tengo mucho cargo de conciencia y me siento muy mal por lo que hice". Angel Cabrera, un vecino de 45 años de Saladillo Sur, se presentó ayer al mediodía ante el juez de Instrucción Luis María Caterina y confesó ser el autor del disparo que mató a Carlos Roberto Sánchez el pasado 17 de octubre. "Quiero pedir disculpas, pero en ese momento era la vida de él o la mía", le explicó a LaCapital, diez minutos antes de entregarse en los Tribunales provinciales.
Cabrera relató que el crimen de Sánchez, ocurrido la tarde del sábado 17 de octubre en una casa de avenida del Rosario al 800 bis, fue el final de una disputa que comenzó cuando intervino para que su vecino no golpeara a la concubina dentro de la vivienda en la que vivían. Que al interponerse ante Sánchez ambos quedaron solos en una de las habitaciones de la casa. Que Sánchez amagó atacarlo dos veces con el pico de una botella rota y que forcejearon. Que el disparo que terminó con la disputa fue accidental. Que portaba el arma por una cuestión de seguridad en un barrio complicado y que luego se deshizo de ella porque tuvo "mucho miedo".
 “Sánchez agarró otra botella, la rompió y se me vino de nuevo encima. Estaba muy malo. Me asusté. Saqué el revolver para asustarlo y le pegué (un disparo). No lo quise matar, no quise”, rememoró antes de romper en llanto. Es lo que cuenta de una pelea que no tuvo testigos.
El trabajo. Angel Cabrera tiene 49 años, cuatro hijas y desde hace siete años vive con su segunda pareja en una vivienda de Avenida del Rosario al 800 bis. Durante 19 años trabajó en una empresa de afilado de herramientas para carnicerías. Cuando lo despidieron hace siete años instaló su tallercito. “Como los patrones no me pudieron pagar me dieron las herramientas para que pudiera montar mi tallercito. Así empecé. Y después con mi pareja nos pusimos una despensa con verdulería en el barrio”, explicó junto a su abogado defensor, Marcos Cella. “Yo vivo enfrente de la casa de Sánchez. Era un tipo que cuando se drogaba y tomaba buscaba pelea”, relató.    Cabrera recuerda lo que le sucedió hace dos sábados y se le atragantan las palabras. “Gracias a Dios no tengo antecedentes, pero cometí un error y arruiné a mi familia”. La contrafigura de Cabrera es Carlos Roberto Sánchez, de 32 años, un hombre con prontuario, adicto a drogas y al alcohol, que hasta hace ocho meses estuvo detenido por tentativa de robo a un supermercado. Hace dos sábados Sánchez tuvo una fuerte discusión con Claudia, su mujer, en una pareja con larga historia de maltrato.    “Volvía para el negocio de mi pareja y me crucé con Claudia, la mujer de Sánchez. Ella me dijo: «Don Angel, ¿me hace un favor? ¿Me puede guardar una garrafa y una mochila? Carlos va a venir a quemar la casa Está muy loco y no sé que le pasa»”, recordó Cabrera. El comerciante aceptó y eso le trajo un primer disgusto. “Mi señora se enojó conmigo porque son gente problemática. Y ahí nomás llegó Sánchez, sacado. La empujó a Claudia dentro de su casa y le empezó a pegar”, contó.    En el lugar también estaban la hija de Claudia con la nieta. “Me pidieron que sacara del lugar a la nena. Claudia salió corriendo y yo me puse adelante: «¿Carlos, qué pasa que le estás pegando a tu mujer?». El se dio vuelta a insultarme. Agarró una botella y la rompió. Y con el pico me tiró al pecho y a la cara. Lo agarré de la mano, lo hice girar y lo apreté para que soltara el vidrio”, indicó Cabrera.    Toda esta pelea sucedió sin testigos. “Después empezó a romper cosas de la casa. Agarró otra botella, la rompió y se me vino malo de nuevo. Me asusté. Estaba mi vida ahí. Saqué el revólver para asustarlo y le pegué. No lo quise matar”, sollozó.    “Le estaba pegando a la mujer, por eso me metí. Creo que hay constancia de eso. Ella fue a hacer la denuncia a la comisaría 11ª, pero ahí le dijeron que tenía que ir al juzgado. No sé muy bien. Es la primera vez que me ocurre esto y ojalá en la vida no me vuelva a suceder esto otra vez”, contó.    Una vez finalizada la charla con la La Capital, Cabrera se fue acompañado por su defensor Marcos Cella, entró al edificio de Balcarce 1651 y se presentó ante el juez Caterina. Ahí confesó el crimen y pidió perdón. Quedó detenido en la alcaidía acusado de homicidio agravado.-

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