A cuatro meses del crimen del cabo Marcos Zanuttini, al resistir un robo a un local de la financiera Confina en Villa Gobernador Gálvez, dos muchachos fueron procesados bajo figuras penales que se penan con prisión perpetua. La medida fue dictada por el juez de Instrucción Jorge Baclini y, si queda firme, los dos imputados serán sometidos a juicio oral. Los procesados son Jonathan Cavallaro, de 19 años, y Fernando Juárez, de 30, a quienes además les dictaron prisión preventiva y les trabaron embargo por 30 mil pesos a cada uno.
Tarde negra. El cabo primero Marcos Zanuttini, de 32 años, fue asesinado el 11 de junio pasado cuando cubría servicios adicionales en la financiera Confina, de Perón 2159 de Villa Gobernador Gálvez. A las 16.45 de ese día, dos jóvenes armados llegaron en moto con la idea de cometer un robo. Uno entró al local y se sumó a una cola de clientes. El otro abordó al uniformado con un arma cromada: “Tirate al piso y quedate piola”, amenazó. “No, tomátelas”, le respondió el policía, según consta en la resolución judicial. Entonces se produjo entre ambos un forcejeo y el policía recibió un disparo en un pie. Pese a la herida, logró conducir al ladrón hacia la vereda. Allí el atacante logró zafarse y le efectuó un disparo a un metro de distancia que dio en el hemitórax derecho del uniformado. Los dos asaltantes se fueron corriendo y en el lugar dejaron abandonada una moto Honda Fan. El cómplice del tirador efectuó un tercer disparo con un revólver cuando huía. El policía falleció a las 23 de ese mismo día. El mensaje. Esa moto abandonada por los maleantes dio rumbo a la investigación. Poco después del hecho se presentó en la comisaría 29ª un joven que dijo ser dueño del rodado aduciendo que se la habían robado. Cuando le señalaron que la moto estaba secuestrada allí y había sido usada en el crimen del policía, admitió que en realidad lo había mandado su amigo Cavallaro, a quien le había vendido el rodado un mes antes. “Chino, me robaron la moto de la puerta de mi casa. La dejé con las llaves puestas, andá a hacer la denuncia”, le había pedido Jonny a su amigo con un mensaje de texto que envió 45 minutos después del hecho. Cavallaro fue detenido cinco días después en Peyrano y admitió que había participado en el frustrado asalto a la financiera. Dijo que había actuado junto a Juárez, a quien le dicen Pena, y que éste había sido el autor de los disparos. El llevaba un revólver 38 y su amigo una pistola 9 milímetros. Las armas fueron halladas en el techo de una casa y una pericia constató que de la 9 milímetros salió el plomo que mató al policía. El muchacho contó con detalles que el día del hecho lo llamó Juárez y se reunieron en la casa de Sucio, un primo del joven. “Me dijeron que estaba todo arreglado, que no había problemas. Sabía que había custodio pero Pena lo iba a reducir”, indicó. Dijo que Sucio los acompañó en una segunda moto, pero si bien ese hombre fue indagado, nada pudo probarse en su contra y le dictaron la falta de mérito. Juárez fue apresado en la fábrica donde trabajaba. Admitió el hecho y los disparos ante la policía, pero se abstuvo de declarar en el juzgado. En tanto, Cavallaro cambió su declaración inicial, pero a criterio del juez lo hizo para mejorar su situación procesal. Los imputados fueron reconocidos por dos testigos en una rueda judicial. Por la descripción física, la ropa que vestía el homicida y los relatos de los detenidos, se estableció que Juárez fue quien mató al policía. Pero a ambos les cabe la misma imputación, fueron procesados por intento de robo y homicidio doblemente calificado: por ser la víctima miembro de la fuerza policial y por matar para procurar impunidad, delito que se pena con prisión perpetua.
Fuente: www.lacapital.com.ar
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