
Otra vez, como en el triunfo ante Vélez, Joaquín Boghossian salió al rescate cuando las papas quemaban. Sólo un equipo convencido de su fortaleza puede sacar adelante un partido como el de anoche. Newell’s no la pasó realmente mal porque Tigre está moribundo, pero igual el trámite puso a prueba las reservas anímicas de los rojinegros.
Es que a cualquier otro equipo el golpe del empate de Tigre lo hubiera obnubilado, pero a Newell’s no porque está con las defensas más altas que nunca.
Ahora viene lo más difícil que es mantenerse. Llega una cadena de desafíos para Newell’s. Ya no será mirado como un equipo que sólo está arriba para molestar, hacer ruido o darle algún dolor de cabeza a alguien. Será observado con la lupa de la máxima exigencia.
El fixture inmediato también lo pondrá contra la espada y la pared. El sábado enfrentará a River en el Coloso, con todo el riesgo que significa jugar contra un grande que viene rodando escaleras abajo. Luego a Chacarita, que es dirigido por Fernando Gamboa, el último técnico que hizo pelear a Newell’s en el lote de arriba. Y después el clásico ante Central. Esta vez, el partido del año no le llegará para salvar la ropa, como ocurre habitualmente. Ahí deberá mostrar más que nunca la estatura de un equipo convencido y con pretensiones. Encima, Central también está cumpliendo una campaña para ser tenido en cuenta.
El clásico indefectiblemente dejará una huella. Siempre la deja. Y mucho más en la circunstancia en la que se encuentra Newell’s. Donde le marcará el pulso para encarar la recta final. Un triunfo significará el gran espaldarazo. Una derrota, casi siempre, tiene la fuerza del derrumbamiento psicológico. Y un empate habría que ubicarlo en el contexto en el que se da.
No obstante, Newell’s ya dio sobradas muestras de que está capacitado para transformar cualquier situación adversa en favorable. Si algo distingue este recorrido es la regularidad que encontró el equipo en las últimas fechas.
No fue obra de la casualidad que Estudiantes, Vélez, Racing y Tigre pasaron como si nada por el tamiz del funcionamiento de Newell’s.
Si el equipo sorteó con personalidad esos escollos es porque ya está cocido en lo colectivo para no entrar en pánico en las instancias finales.
Por lo que está en juego más allá de los puntos, la unidad de medida que aparece en el horizonte de Newell’s es el encuentro ante Central. Igual, anoche ya le envió una señal muy clara a todo el fútbol argentino que este equipo logró los anticuerpos necesarios para salir indemne de cualquier situación.
Dos en capilla
La única preocupación que dejó el partido ante Tigre fue que Juan Manuel Insaurralde y Leonel Vangioni recibieron la cuarta amarilla en el torneo. Ambos quedaron en capilla para una posible suspensión y a un par de fechas del clásico entra a jugar la especulación. Es que para llegar tranquilos, deberían ser amonestados ante River para cumplir con Chacarita. ¿Lo planificarán?.-
Fuente: Ovación
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